Sin ninguna duda uno de los mayores espectáculos del desierto es ver cómo amanece, así que hoy toca levantaros pronto para contemplar el maravilloso amanecer, no hay que perderse ver los cambios de colores que las dunas van tomando a medida que el sol sale por el horizonte. Un espectáculo visual que no vais a olvidar.
Los camellos nos esperan para volver al Riad y darnos una buena ducha y un desayuno tradicional marroquí, nuestra aventura continua en coche recorriendo la hammada (un paisaje del desierto pedregoso que se caracteriza en gran parte por su paisaje árido, duro, de mesetas rocosas y con muy poca arena ), durante el trayecto pasaremos por palmerales, dunas y pequeños oasis donde la vida toma forma.
Seguiremos por pista hasta llegar a Tinerhir, una explosión de verdor que supone su palmeral, una interminable serpiente verde entre peñascos rocosos y que nos sorprende al encontrarnos con las rápidas y frescas aguas del río Todra que envuelve una vegetación lujuriosa y los numerosos ksurs que lo rodean.
Aunque Tinerhir ha perdido su murallas, aún conserva sus numerosas casas tradicionales de adobe muy bien conservadas y habitadas.
Continuaremos hacia las Gargantas del Todra de más de 100 metros de altura, con sus casas excavadas en la piedra, un lugar mágico de paredes rocosas verticales provocadas por la erosión del agua y el aire durante siglos, un lugar perfecto para los escaladores. Rodeado por un rio de poco caudal pero de agua cristalina podremos gozar de esta parada hasta la para dar un paseo tranquilamente, llegaremos a media tarde al Valle del Dades para pasar la noche,